Este lunes 25 de mayo, la Comunidad Educativa Pastoral Salesiana empieza una semana de la mano de la gracia del Señor, con la celebración eucarística de la solemnidad de María Auxiliadora, la cual fue presidida por el P. Juan Bustamante, director de la presencia salesiana de la ciudad de Antofagasta.

A diferencia de otros años y como viene siendo la tónica debido al confinamiento por cuarentena, la ceremonia fue transmitida vía las redes sociales del colegio desde el Templo Don Bosco Antofagasta y que en esta oportunidad se celebró el día 25 de mayo, debido a la celebración de la eucaristía del día domingo 24.

En la oportunidad, a través de la lectura de la liturgia de la palabra, se puso de manifiesto el amor que siempre Dios nos ha tenido, procurándonos una grande intercesora y auxiliadora. “María nos enseña a escuchar la Palabra de su Hijo Jesús, el que anhela ponernos siempre en amistad con su Padre”, afirmo el padre director.

A su vez, el P. Juan rescató las palabras de Don Bosco de su relación con María, que al día de hoy parecen más vigentes que nunca; como si hubiesen sido escritas hoy, pues hace referencia a las dificultades que ocurren en el mundo para poder ser buenos cristianos. La Iglesia y el creyente son sometidos a fuertes ataques, críticas, desmedros que hacen difícil el testimonio de la propia fe. Sin embargo, como decía Don Bosco, tenemos una poderosa intercesora que nos defiende de los peligros. El bien siempre triunfa por sobre el mal. El padre director aprovechó de suplicarle a la Virgen, a nombre de toda la comunidad que preside, por las necesidad de tener un “buen vino”, para animar nuestra esperanza, nuestra paz, nuestra buena convivencia social en tiempos de tanta crisis y dolor.

DON BOSCO Y MARÍA AUXILIADORA

Recordemos que en 1860 la Santísima Virgen se aparece a San Juan Bosco y le dice que quiere ser honrada con el título de "Auxiliadora", y le señala el sitio para que le construya en Turín, Italia, un templo.

Empezó la obra del templo con sus tres monedas de veinte centavos cada una, pero fueron tantos y tan grande los milagros que María Auxiliadora empezó a obtener a favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la Gran Basílica. El Santo solía decir: "Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen". Desde aquel Santuario comienza a extenderse por el mundo la devoción a María bajo el título de Auxiliadora de los Cristianos.